Editorial Jardinero: El hype

En el genial artículo en Longreads sobre The Alchemist se puede leer la frase "la gente habla de la cerveza como si hubiesen jodidos unicornios dentro". Daba su opinión al respecto John Kimmich (hombre al que poner en un pedestal cervecero, empresarial y humano ahora mismo), manifestando como le molesta la mitificación de algunas cervezas en general, y de las suyas en particular. "Esto no es ninguna fórmula mágica", decía.

Después de haber probado más de 2.000 cervezas diferentes a lo largo de nuestra vida, no podemos hacer más que ratificar estas palabras. Una cerveza podrá estar BRUTAL, pero no dejará de ser un líquido que te ofrecerá un placer gustativo limitado. No se puede llegar a un nivel de sabor que te obligue a cambiarte los calcetines porque el caudal de tu eyaculación ha llegado a los pies.

Al final, creemos que una cerveza genial no será más que una cerveza genial. Lo mismo que cualquier whisky, vino, o bebida. Incluso que cualquier comida, de la más alta gastronomía. Hay un componente de lugar y situación personal que hará que la experiencia sea o no sea de matrícula de honor. Una misma cerveza, tomada un lunes por la noche con migraña, frío y marrones en el trabajo, no ofrecerá el mismo placer que si la tomas de vacaciones, con la brisa tibia acariciándote los brazos desnudos en un atardecer de mayo, con la mente abierta y dispuesta al hedonismo.

El resumen: el hype perjudicará el resultado en la mayoría de los casos, y una buena disposición y buen momento actuará justo de la manera inversa. Es tan obvio que parece ridículo de escribir, pero qué poco claro lo tenemos, o lo hemos tenido. Cuando empezamos a beber, era con cervezas que estaban muy bien, pero que no hubiesen ocupado los tops de los rankings (quitando alguna cosa belga). Llegaron IPAs del montón, que sin ser malas no estaban tan siquiera en su momento álgido. IPAs viejas, caramelosas, con el lúpulo en claro declive. Esto provocó que al probar las primeras IPAs americanas frescas nos volara la cabeza. Lo mismo con las primeras stouts en barrica. Eran increíbles aquellas explosiones de sabores. Hoy en día, mucha gente que empieza en el mundo cervecero recibe primero el hype que la cerveza en sí. Hemos llegado a un nivel de oferta que en muchas ciudades permite beber cervezas de top 10 mundial de forma regular. El nivel general, también ha mejorado enormemente. Quien ha probado una Montseny Mala Vida con barrica de ron o una Dougall's 942 IPA fresca, no se sorprenderá tanto al probar una Russian Imperial Stout en barrica top, o una IPA americana de la costa oeste que hace años le habría provocado sueños húmedos.

Solamente nos queda huir del hype como alma que persigue el diablo, y aprender a disfrutar de la cerveza hecha de forma precisa, exacta, limpia y en excelentes condiciones. Aunque sea una cerveza que no chille, aunque sea una cerveza de 4,4% ABV equilibrada, sin barrica, ni brettanomyces, ni nada que despunte. Puede que este sea el auténtico Santo Grial del mundo cervecero.

1 comentario:

  1. Amén.

    Lo de cobrar siete euros (o más) por una lata de colores merece un comentario aparte... El mundo está loco, loco, loco.

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