Si vais a Londres como hemos ido nosotros y tenéis en mente hacer birroturismo del bueno, recordad que no todo es ir a bares a beber. Que también hay que ir a los museos. ¡Y la fábrica de Fuller’s en Chiswick es como un museo de la cerveza, que incluye el beber.
Nosotros nos apuntamos de cabeza a uno de los Tours organizados (que nos recomendaron otros visitantes anteriores), así que un buen día, temprano, nos acercamos en transporte público hasta este barrio del oeste de Londres donde llevan fabricando cerveza desde hace más de 350 años.
La visita comienza en el pub Mawson Arms (que también se llama Fox and Hounds, por si venís por el otro lado y os lo pasáis, como nos ocurrió a nosotros… ¡y eso que aún no habíamos bebido!) donde recogen al grupo.
De allí te llevan a un sótano que era un almacén, parece un bunker -y como tal se usó durante la guerra- y que hace las veces de museo de antiguas cosas de la marca. Desde allí pasas a ver la antigua cervecería.
Y la verdad es que todo es realmente muy antiguo. Grandes calderas para hacer el mosto, hervidores donde caben varias personas (con peligro, claro está) que datan de 1823, ollas especiales donde disolvían los azúcares a añadir (cosa que jamás habíamos visto), molinos y fermentadores…
Pero también tienen cosas muy modernas: laboratorio, sala de cata, lúpulos americanos, un obrador moderno que produce más de medio millón de litro a la semana… ¡Medio millón de litros a la semana, ahí es nada!
Para ello tienen más de 30 fermentadores que, bajo la tutela de la head-brewer Georgina Young, logran producir más de 28 millones de litros al año de cerveza. Pero claro, consumiendo en la fábrica 20 toneladas de malta al día.
En serio, los números nos dejan anonadados. Tanto que cuando, tras pasar la zona de embotellado y embarrilado de cask, la visita concluye y nos ponemos a beber las cervezas de vuelta en el sótano (con barra libre incluida en el precio en el rato que allí estás), ¡pensamos que jamás podríamos beber lo suficientemente rápido para acabar con tal producción!
Sobre las cervezas en sí, pues destacar que la London Pride es su cabeza de marca (supone el 70% de su producción), seguida de la Oliver's Island (una Golden que no se ve por España). Y después están otros perfectos ejemplos de su clase como su ESB, la London Porter o la Chiswick Bitter. Hacen muchos estilos y cosas, como la Organic Honey Dew, e incluyendo unas cuantas estacionales -como la Old Winter Ale- y otras de corte muy moderno (que tampoco se ven en España).
Allí pudimos beber hasta acabar la visita unas pocas, eligiendo -eso sí- los que buscábamos opciones aptas para vegetarianos y veganos las que están en keg o en botella, porque en sus cask siguen aún utilizando ictiocola (isinglass, cola de pescado) para clarificar. ¡Tenedlo en cuenta si para vosotros es importante!
Y apuntad esta visita en vuestra agenda londinense, que merece la pena, os lo aseguramos.
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