Esta es una de esas
preguntas habituales que se hacen cada cierto tiempo y de la que habremos hablado en pequeños trozos repartidos en muchas entradas. Pero no está mal que un lector tocayo nuestro, Rodrigo García, nos pregunte
“¿Cuál es la temperatura ideal para tomar una cerveza?” para que nos obligue a
redactarlo en un post.
Pero vamos a empezar dando una
respuesta poco ortodoxa: “La temperatura ideal para tomar una cerveza es aquella
a la que te apetezca bebértela”. O sea, es una cuestión un poco personal, y también
influida por el entorno y el fin que busques. No es lo mismo beber tranquilamente una cerveza una tarde de otoño en casa, tomando notas, que tomarla en verano en la playa. ¡Aunque sea
la misma Pale Ale!
Así que teniendo unos pocos
principios claros, lo demás admite variaciones para adecuarse a los gustos y situaciones del consumidor. Eso sí, si bebemos la cerveza
demasiado fría, va a oler (porque se volatilizarán menos aromas) y saber (porque nos adormecerá las papilas gustativas) menos. Y si la bebemos
demasiado caliente, los sabores pueden apreciarse “cambiados” o diferentes, destacando aspectos secundarios o privándonos del equilibrio propio de la cerveza. Además de que refrescará menos, claro.
Pero como siempre decimos: sólo una de las dos cosas
se soluciona con un poco de paciencia. Preferimos que nos sirvan una cerveza un poco más fría de lo “debido”, porque es solo
esperar a beberla, que que la sirvan más caliente de lo que te apetece beberla, que eso no tiene ya remedio.
Como
principios generales acerca de la temperatura correcta, suele admitirse que las cervezas de
alta fermentación se sirvan menos frías que las de baja fermentación. Igualmente pasa con el color y el alcohol: cuanto
más oscuras y alcohólicas, mejor admiten temperaturas superiores. Sobre el amargor no hay mucha literatura recomendando, pero dado que el frío “oculta” antes el dulzor que el amargor, las cervezas con
muchos IBUs parecerán más descompensadas cuanto más frías se beban.
Dicho esto, sólo nos queda
ilustrar el post con una imagen en la que recomendar (siempre de manera meramente indicativa) las
temperaturas aproximadas a las que nosotros disfrutaríamos más cada estilo de cerveza, y animaros a investigar y
elegir los vuestros (pecando siempre a lo bajo mejor que a lo alto).