Antes de esa fecha las cervezas, como muchas otras botellas carbonatadas, se cerraban con otros sistemas como los tapones mecánicos tan populares aún en referencias alemanas pero que suponían una dificultad añadida en la manufacturación y manejo de las botellas.
El diseño original ha variado poco desde su creación, la parte metálica se separaba del cristal por una fina lámina de corcho que con el tiempo fue sustituida por PVC, se ha acortado un poco la longitud de la falda y de 24 pliegues se ha pasado a 21. Ya en los años 60 se introdujo una versión a rosca que permitía la apertura sin necesidad de abridor, simplemente girando.
La popularidad del invento fue tal que, apenas 30 años después de su invención, Painter tenía fábricas en todos los continentes y su compañía copaba la mitad del mercado mundial de este producto.
Pero aunque la publicidad original indicaba que era tan fácil de abrir que podías hacerlo con todo tipo de objetos cotidianos como cucharas o un sacacorchos, un par de años después registraba la patente de un abrebotellas que todos reconocemos, y que ayudó a su expansión.
El mayor obstáculo que afrontó Painter fue conseguir que las fábricas de botellas adaptaran su diseño al de su chapa y para probar la eficacia del invento envió algunas botellas desde Norteamérica hasta Sudamérica demostrando que el contenido permanecía en perfectas condiciones tras un viaje tan largo. A pesar de ello grandes fábricas como Pabst no adaptaron este método hasta 1930 (y siguieron usando corchos para cerrar sus botellas).
El mayor obstáculo que afrontó Painter fue conseguir que las fábricas de botellas adaptaran su diseño al de su chapa y para probar la eficacia del invento envió algunas botellas desde Norteamérica hasta Sudamérica demostrando que el contenido permanecía en perfectas condiciones tras un viaje tan largo. A pesar de ello grandes fábricas como Pabst no adaptaron este método hasta 1930 (y siguieron usando corchos para cerrar sus botellas).
Hoy en día está claro que su aportación al mundo de las bebidas (no solo la cerveza, que se beneficien de este formato también refrescos, aguas y otras bebidas alcohólicas) ha sido descomunal y su nombre merece ser recordado... ¡Por habernos dado la chapa!
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