Por eso, hemos pensado recopilar las menciones a la cerveza que hay en el primer volumen de la saga, titulado como “El Último Deseo” y que contiene los primeros cuentos cortos (la mayoría de los cuales tienen su reflejo en la línea cronológica de Geralt dentro de esta primera temporada de la serie). Así que, aquí os dejamos la primera selección (ya que habrá más) y os invitamos a leerlos, claro.
El Brujo
En el primer relato nos presentan al aún desconocido Geralt, entrando en una taberna:
“El ventero sacó la cabeza de un cuenco con pepinillos en vinagre y dirigió su mirada hacia el huésped. El extraño, todavía con el capote puesto, estaba de pie frente al mostrador, rígido, inmóvil, en silencio.
—¿Qué va a ser?
—Cerveza —dijo el desconocido. Tenía una voz desagradable.
El posadero se limpió las manos en el delantal de tela y llenó una jarra de barro. La jarra estaba desportillada.”
Donde, inevitablemente (como sabe cualquiera que haya jugado al rol) encuentra lío con alguien que apesta a alcohol (y otras cosas):
“El desconocido tomó su jarra y se apartó. Miró al ventero, pero éste evitó sus ojos. No se le ocurriría defender a un rivio. Al fin y al cabo, ¿a quién le gustaban los rivios?
—Todos los rivios son unos ladrones —continuó el picado, dejando un olor a cerveza, ajo y rabia—. ¿Escuchas lo que te digo, degenerado?
—No te oye. Tiene boñigas en las orejas —dijo uno de los que estaban detrás. El otro se rió.
—Paga y lárgate —vociferó el caracañado.
El desconocido le miró por primera vez.
—Cuando termine mi cerveza.
—Te vamos a echar una mano —gruñó el jayán.”
En sus siguientes reuniones, con mandamases locales, sigue corriendo la cerveza (en varias menciones) mientras le presentan el problema. Pero antes le pregunta uno si los Brujos pueden beber (en la versión original especifica que si pueden beber cerveza):
“—¡Qué tiempos, Señor! —refunfuñó el corregidor—. ¡Qué asquerosos tiempos! Hace sólo veinte años, ¿a quién se le iba a ocurrir, ni siquiera borracho, que pudiera haber tales profesiones? ¡Brujos! ¡Trashumantes cazadores de basiliscos! ¡Asesinos ambulantes de dragones y utopes! ¿Geralt? ¿En tu gremio se os permite beber?
—Por supuesto.
Velerad dio una palmada.
—¡Cerveza! —gritó—. Y tú, Geralt, siéntate más cerca. Qué más me da.
La cerveza estaba fría y espumosa.
—Vivimos tiempos asquerosos —monologaba Velerad mientras daba sorbos de la jarra—.”