Como tantos otros temas que acaban en esta web, muchos empiezan como una conversación de barra de bar con algún amigo. Y esta vez retomábamos el tema (la última vez lo tratamos aquí hace casi un lustro) de los paralelismos entre el mundillo del comic y el de la cerveza.
En esta ocasión analizamos que ambos son mundos poco amables para los neófitos. Tanto el que ve por primera vez una peli o serie de un superhéroe como el que prueba una cerveza que se sale de lo normal y le gusta, va a enfrentarse a una situación parecida si quiere ahondar en ello.
Por ejemplo, si acabas de descubrir a Spiderman y vas a una tienda de cómic, te vas a encontrar con varias series paralelas, todas por el número tropecientos, con personajes incluso cambiados (¿Spidey sigue siendo Peter Parker?) y es una misión casi imposible ponerse al día. Y lo mismo le pasa al que va a pedir una cerveza con lo que ha descubierto (“ponme una tostada”, o “una IPA”) y se encuentra abrumado por la cantidad de variaciones y alternativas disponibles… entre las que probablemente nunca más pueda repetir porque casi todo rota y no vuelve.
Y eso si no recibe (por suerte cada vez menos a menudo) un bufido y una mirada de superioridad de los ya iniciados… lo que sumado a que ambos son vicios caros, quizá le acabe por convencer de que no merece la pena sufrir por entrar en ese mundillo. ¡Y se irá sin más, lamentablemente, ya que hasta entonces había vivido tranquilo fuera!
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