Teóricamente inventado el 1981 en Japón, este abridor sorprende por su usabilidad y sus perfectas prestaciones. De acuerdo, a un abridor solamente le pedimos realmente una cosa: abrir. Pero quitar chapas es un arte.
Este abridor funciona de manera muy simple: lo colocamos encima de la botella y presionamos hacia abajo. Con una sorprendentemente leve presión, la chapa queda enganchada a un imán, intacta, sin dobleces. Esto es perfecto para coleccionistas, otro punto a favor.
Por aquí se han empezado a ver, aunque poco, y normalmente son regalos publicitarios. De todas maneras, podéis encontrarlos de imitación (aunque funcionan muy bien) en algunas webs chinas, a un precio moderado.
Si os habéis quedado con ganas de ver su funcionamiento, o no lo imagináis claro, tenéis este enlace en el que se ve bien como funciona. Avisamos: inmediatamente desearéis tener uno en vuestras manos.
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