Esta cerveza es una de las que nos gusta desayunar. Una cerveza irlandesa, de la cervecería Porterhouse, estilo Imperial Stout, y elaborada por primera vez para celebrar el décimo aniversario de la casa, pero flojeada desde entonces (empezó elaborándose con 10% ABV y ahora tiene “sólo” 7%).
Es una cerveza negra, petrolífera, con una cabeza de espuma beis, muy adecuada, fina y bonita. El aroma es a malta: café con leche, caramelo y pan tostado (el desayuno de los campeones). Quizá hasta tiene un toque de licor (el desayuno de los currelas en la tasca).
En boca es amarga, rica, compleja y equilibrada. Repitiendo los mismos sabores que auguran los aromas. Densa y cremosa, de cuerpo medio alto. Da más caña de la que hace esperar. Pero queda lejos de su hermana mayor envejecida en barrica de whisky (si tenéis la oportunidad de probar esa, no la desaprovechéis, es una delicia).
Y para acabar, destacar un par de cosas curiosas de la botella: en primer lugar, la chapa con anilla, que te evita usar abridores, y que es la pesadilla de los coleccionistas. Y en segundo lugar, las bobadas que ponen, como que se publicita de boca a oreja (o sea, de boca en boca, pero bien dicho en inglés) o que especifica “Drank by Mouth”, para que no te líes e intentes beberla por la oreja o la nariz. Ah, y está acondicionada en esa misma botella.
“Mi opinión en un Tweet:” La hermana irlandesa de nuestra Samuel Smith favorita. Nota: Notable.
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