Ahora que está de moda lo lumbersexual y las barbas, es posible que este objeto haya caído en el olvido. La cuchilla de afeitar vieja, la de suicidarse, es algo que y nadie (ni nuestros abuelos) usan. Todo se hace con máquinas eléctricas o desechables.
O no se hace. Que si los del blog llevamos más o menos barba es por vagos, no por otra cosa (y de los becarios en el sótano mejor no hablamos, hay que mantenerles lejos de los objetos afilados). Así que es posible que todas las cuchillas de afeitar se hayan ido al paro.
Y alguna, más inteligente, se ha buscado otro curro: abrir botellas de cerveza. Por lo que ahora por fin tenemos una como esta en casa. Es más grande y más gruesa, para que no te cortes en abrir más cervezas.
Eso sí, lo de afeitarnos del todo, no va a ocurrir. Tenemos un cutis tan bonito y terso, que si vamos afeitados se creen que somos menores de edad y no nos sirven cerveza. Y eso es inaceptable.
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