Retomamos la sección en la que os animaos a crear una buena carta de aromas en vuestra biblioteca cerebral, para luego reconocerlos cuando, durante una cata, los encontréis en las cervezas. Y este, el aroma a caramelo, es bastante habitual.
Se debe a la caramelización (obviamente, como su nombre indica) mediante el calor de los azúcares, que por oxidación se oscurecen y desprenden aromas (y adquieren sabores) muy característicos. Pueden caramelizarse en las propias maltas durante el proceso de malteado y secado (consiguiendo las que se conocen como “malta caramelo”) o puede caramelizarse en el mosto de la cerveza, incluso, por la acción del calor en la maceración o el hervido.
Y claro, para memorizarlo, lo suyo es oler caramelo. En flanes y cremas catalanas. Caramelizando azúcar en casa (cuidado no le jodáis la sartén a vuestros padres). En dulces y toffees. Anda que no hay. Podéis empacharos un poco con la excusa.
Se suele localizar este olor en cervezas rojizas u oscuras (por el color del propio caramelo, al que a veces se utiliza como colorante alimentario en la cerveza bajo la etiqueta E-150). Asi que os aconsejamos probar alguna Amber Ale, o las Lagers más oscuritas. Y si os apetece más caña, también es muy habitual en las Scotch y los Barley Wine, sobre todo en los ingleses de pura cepa.
Me gusta en su justa medida. Mucho, me empalaga.
ResponderEliminarPues como el caramelo mismo en la vida misma, ¿no?
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