Dentro de nuestras escapadas londinenses hemos visitado un par de ferias muy diferentes en Londres y queremos contaros cómo nos ha ido y daros nuestra opinión por si os lo queréis plantear en posteriores ediciones. La primera fue más moderna, el London Craft Beer Festival, que tuvo lugar en los Tobacco Docks.
Este “festival” está dedicado a lo que aquí llamaríamos “escena craft”, es decir, cerveceras modernas, pequeñas, artesanas y que apuestan por elaboraciones con personalidad. Entre la nómina de cerveceras asistentes estaban “nuestros” Baskeland Brewing Project, Garage o La Pirata (representada por un distribuidor) codeándose con The Kernel, Kees o Mikkeller aunque había espacio para grandes nombres como Fuller’s, Stone o Sierra Nevada.
Con más de noventa empresas presentes las opciones de encontrar cosas interesantes eran muy altas, pero la cosa no acababa ahí, había además sidras, algunos vinos, ginebras… vamos que no tenía pinta de que nos fuéramos a aburrir. La ubicación del evento era un edificio antiguamente usado como almacén de tabaco y ahora reconvertido en espacio para eventos. La ubicación era amplia, cubierta dotada de los equipamientos necesarios y, si bien un poco en la periferia, una parada de metro a pocos minutos caminando la hacían accesible.
La configuración del edificio, con una nave central y pasillos y salas a los lados hacía que la experiencia fuera muy interesante ya que había diversos espacios y ambientes distintos, y detrás de cada esquina podía aparecer una sorpresa. Cada recodo deparaba una alternativa: una sala dedicada sólo a cask ales con más de cuarenta referencias, una sección de sidras con algunas interesantes combinaciones de lúpulo, una destilería de ginebra, granizado de cerveza, australianos de etiquetas mejores que sus cervezas, micro cervecerías locales, lagers alemanas, Sierra Nevada en una soledad casi absoluta…
En cuanto a entretenimiento parece ser que había música en alguna parte, pero siendo un entorno tan grande y con tantas secciones y rincones podías tanto disfrutarla si te gustaba como irte a otra zona si no era lo tuyo. Entre los expositores había una fábrica (Square Root Soda) de refrescos que dispusieron su espacio como una playa con tumbonas y unos videojuegos. La combinación de radler artesanal con un lugar para descansar hacían una combinación muy atractiva.
El recinto contaba con espacio para comida que estaba convenientemente situado en una planta superior, de modo que los olores no se mezclaban, lo cual es una gran idea. En este sentido la oferta de comida no era demasiado amplia, pero si suficiente. Además de los puestos de comida, empresas de cecinas y una omnipresente marca de patatas fritas en bolsa te permitían generar sed para seguir bebiendo.
Tanto que beber, que bebimos… mucho. Destacando por ejemplo la "Extra Pale Ale" de Five Points Brewery, una ale ligera con una carga de lúpulo con aromas a mango y frutas tropicales, muy fácil de beber. Como curiosidades, "Cortado" de Thornbridge, una American Pale Ale con café en secundario, un divertimento en el que partiendo de una pale ale le ponían aromas propios de una stout; y "Yardam" de Beard and Sabre, una sidra con Cascade de 4% ABV que establece un puente entre los cerveceros y los bebedores de sidra. Y para acabar, del "Barrel Project" de Kees, un Barley Wine de 18% de alcohol impresionante que hubo que vigilar de cerca…
Pero si todo lo comentado hasta aquí parece idílico, no lo es menos el sistema de entradas y pagos. La feria estaba dividida en sesiones de cinco horas (unas de mañana y otras de tarde). Para cada periodo había que pagar una entrada de precio variable (según el tramo elegido) que iba de 35£ la más barata (anticipada para el domingo) a 46.50£ para la mayor parte de los días. Con esa entrada recibías un vaso, una guía de la feria y… bebida ilimitada en formato de vaso de cata.
La verdad es que era la primera vez que asistíamos a una feria con este formato y pese a nuestras reticencias iniciales, puede que sea un acierto total (aunque también una arriesgada apuesta por parte de los organizadores que sólo podrán asegurar el éxito de la propuesta con una elevada asistencia de público especializado), te permite probar sin tasa si tu objetivo es catar, te olvidas del dinero, de las fichas, de las tarjetas… una alternativa a plantear en otras ferias.
Paralelamente al evento, en distintos pubs, había iniciativas dentro del programa denominado Fringe (se puede traducir tanto como borde como puntilla o decoración) que incluían actividades como tap take overs, meet the brewer, exposiciones, fiestas… aunque lamentablemente no pudimos acudir a ninguna de estos eventos, por lo que no os podemos informar más. Y con esta terrible decepción terminamos el resumen de la London Craft Beer Festival, una feria totalmente recomendable.
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