Cuando llega el último día del mes de abril, en muchas partes de Europa (especialmente en Alemania) se celebra la Noche de Walpurgis, una festividad ancestral en la que se encendían hogueras para ahuyentar a los malos espíritus y dar la bienvenida a la luz, la fertilidad y la llegada del verano… Es una noche que combina brujas, fiesta y fuego, muy en la línea de Halloween, pero con menos disfraces, más hogueras como las de San Juan y cierto aroma a primavera.
En medio de esa transición estacional, aparece una cerveza que encaja perfectamente con la temática: la Maibock. Como su nombre indica, la Maibock es la Bock de mayo, una cerveza fuerte y maltosa, pero más clara y refrescante que sus hermanas invernales. Tradicionalmente se elaboraba en invierno y se guardaba para ser servida con la llegada de la primavera, coincidiendo con las celebraciones de Walpurgisnacht y el inicio del mes de mayo.
Este estilo no solo es un puente entre estaciones, también lo es entre ritual y celebración. Su perfil maltoso, su color dorado intenso y su potencia alcohólica (sin ser abrumadora) la hacen ideal para noches templadas al aire libre, donde el fuego todavía es necesario, pero el frío ya no domina.
Aunque no lleva especias ni calabaza, la Maibock comparte con muchas cervezas estacionales (como las Märzen o las Pumpkin Ale) ese carácter festivo y simbólico. Es una cerveza de transición, de umbral… En Múnich, era tradición que las cervecerías bávaras anunciaran el primer barril de Maibock a finales de abril con música, tambores y un ritual festivo. El comienzo de mayo no solo traía flores, ¡también traía cerveza nueva!
No hay comentarios:
Publicar un comentario