¿A quién no le pone abrir una cerveza? A nosotros nos excita: nos excita las papilas gustativas, nos excita la pituitaria (no seáis malpensados, su membrana recubre las fosas nasales, aunque es cierto que la glándula genera hormonas que controlan la actividad sexual) y nos excita la secreción de saliva, cual perro de Pavlov.
Pero por lo visto, también excita a este abridor, que cuando toca la chapa, se pone a gemir. Se ve que es tan malpensado como vosotros, y le gusta que el botellín le roce con su puntita. ¡Le va a dar un toque muy divertido a vuestras fiestas!
Solo esperamos que ningún gracioso haya agitado la botella (o sufra un caso de Gushing precoz), ya que de lo contrario van a ser unas risas (a lo que tú, completamente serio, debes decir: “Os juro que es la primera vez que me pasa”).
Bueno, tengas cervezofilia o no; te gusten de 20, de 25, de 33 o de 50 (centilitros, que hay que explicar todo); caigan una, dos o tres al día; e incluso aunque te arrepientas de ello a la mañana siguiente… las risas con este abridor y sus suspiros orgásmicos no te las quita nadie.
Desde luego que lo que no esté ya en el mercado es porque no existe :D
ResponderEliminarTal cual!
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