De unos años para acá, las cervezas están sabiendo a muchas cosas que antes no sabían. Y es que el mundo craft ha comenzado una revolución que llega no solo a los métodos y los estilos, sino a la propia materia prima.
Así, mientras que antes el mundo del lúpulo era mucho más sencillo, ahora cada año salen un par de variedades nuevas con nuevos aromas y sabores. Y muchos de ellos tienen esas notas tropicales y cítricas que se encuentran en el pomelo.
Esto se debe al ester acetato de nerilo, así como al geraniol, mirceno, limoneno, linalool y otros terpenos y sus asociaciones con alcoholes. Todo ello habitual en el lúpulo y en las cervezas de perfil moderno (IPAs y sucedáneos).
Por ello, para reconocer cuándo nos debe recordar al pomelo, os recomendamos bajar a la frutería, comprar unos pocos y cortarlos, abrirlos y olerlos. Ya puestos, preparaos un zumo, que por lo visto es muy sano, y así lo probáis. ¡Incluso más sano que la cerveza, aunque bebamos más de esta!
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