Era en la Real Fábrica de Tapices, en Madrid, y habían acondicionado el recinto para que recordase a una abadía. En la entrada, puerta con arco apuntado; en la segunda parte, bancos de misa y púlpito; y en la tercera (la menos sacra de todas), barra de bar y luces de disco.
La presentación estuvo introducida por un presentador de televisión local, seguido por un representante del departamento internacional de Mahou-San Miguel (que son los que distribuyen Grimbergen en España) y por dos miembros de la abadía de Grimbergen venido para la ocasión (un Padre y un Abad).
En ella se habló del mercado de cerveza en España (que, según sus datos, demanda cada vez más cervezas de abadía y de trigo) y de la historia de la abadía (que, resumiendo, viene a ser una serie continua de destrucción y reconstrucción, de ahí su logo de Ave Fénix resurgiendo de sus cenizas y su lema “Ardet nec consumitur”).

Una vez terminada esta parte, pasamos al fondo, a la sección bar, donde el Abad nos presentó y explicó las tres variedades que componen la gama de Grimbergen ahora. Primero, la rubia, la Blonde, una cerveza de 6,7% ABV facilona aunque la más alcohólica de la gama. Después, la Dubbel (Double- Ambree), la tostada de 6,5% ABV. Y por último, la nueva. ¿Adivináis cuál es? Pues una cerveza de abadía y de trigo. Una Wit. La Blanche, con 6% ABV (un poco más alto de lo normal en este estilo), que es sin duda la mejor de la actual gama.

Bueno, todo esto nos contaron, mientras iban circulando a nuestro alrededor grandes personas, geniales maridajes a cuál más suculento, copas llenas de cerveza, y las horas. Tanto, que cuando nos dimos cuenta, casi éramos los únicos que estábamos allí, bebiendo sin parar y hablando, que son cosas que, por si no nos conocéis, nos encanta hacer.
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