Los que padecen la enfermedad llamada Gota lo saben muy bien: el consumo de cerveza se lleva mal con su afección. Bastante peor que otras bebidas alcohólicas de graduación similar e incluso mayor (como el vino). ¿Y eso por qué es?
Porque la Gota es una artritis (hinchazón y dolor en las articulaciones) que se produce por la acumulación de cristales de urato, fruto de la presencia de ácido úrico en sangre… y que a su vez se produce por la descomposición de las purinas (que tenemos o ingerimos).
Y precisamente, la cerveza es muy rica en purinas debido a la presencia de estas en el lúpulo. Así que ni siquiera las cervezas sin alcohol se salvan de la exclusión, junto con el marisco, las carnes rojas y las bebidas azucaradas. ¡Y las IPA se van directas a la zona de prohibido!
Como mucho, imaginamos (no tenemos base científica, ojo, solo lógica) que las cervezas sin lúpulo, como las tradicionales Gruit, no sean tan lesivas. La única pena es que se vean tan poco a menudo cervezas de ese estilo en el mercado. Ahora el rey es el Humulus Lupulus.
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