El reino de las Lager centroeuropeas tiene en la República Checa y en Alemania su epicentro. Y mientras que en una domina entre las rubias (sobre todo) las Pils, en la otra hay otro estilo que las hace frente: las Helles, que también son (como su nombre indica) claritas.
Esta es de la Privatbrauerei Einsiedler Brauhaus (sita en Chemnitz, en Sajonia), que fue fundada en 1885, cuando el pueblo en el que se sitúa aún se llamaba Einsiedel. Luego, durante unas décadas, fue propiedad del estado (la RDA) en la agrupación de bebidas Karl-Marx-Stadt, antes de volver a la familia de sus últimos propietarios, los Winterling.
La cerveza es de color dorada limpia, brillante. Con buena carbonatación, que la corona de una espuma blanca radiante, de cantidad y persistencias medias. Los aromas destacan sobre todo a malta (pan, cereal, galleta…) y a paja, con un leve toque sulfuroso.
El sabor es inmaculado: dulce y maltosa, con un leve amargor final que da notas florales y herbales. De cuerpo pleno, tiene una agradable sensación “masticable” que no impide, sin embargo, disfrutarla de tragos largos. Una cerveza bien diseñada para beber.
Por eso no tiene mucho alcohol, quedándose en un moderado 5,2% vol. Y conviene beberla en vaso alargado y fino, para disfrutar de su aspecto, si la cantidad es moderada. Y si no lo es tanto, pues en jarra de litro, como la tradición germana manda.
“Mi opinión en un Tweet:” No nos extraña que la nacionalizasen. Nota: Bien alto.
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