Estas semanas han sido una buena paliza de ferias a los que nos movemos por los Madriles. Se han juntado en tres fines de semana casi consecutivos tres ferias de carácter muy diferentes: BeerMad, Sanse y BeerKas.
La primera, BeerMad, que tras cinco ediciones está situada en el top de ferias cerveceras de la capital tuvo este año como principal reclamo su vuelta a pleno centro de Madrid. Además, centró la oferta cervecera en marcas de la zona centro de la península, y optó por no cobrar entrada.
Obviamente todo tiene sus pros y sus contras. El apostar por cerveceras cercanas tiene sentido ya que si las marcas toman una feria como lugar para darse a conocer (a lo que ayuda el no cobrar entrada, ya que así se acercan más “curiosos”) lo suyo es que luego les pille posible tener presencia en esa zona.
Pero claro, a veces la cercanía no es un criterio de calidad. Por lo que preferimos que se abra la mano con esto y que haya mejores cerveceras. Pero de cosas que el público pueda seguir encontrando si les gusta. El público que llenó, por cierto, el evento, hasta hacer colas impracticables, al no cobrar entrada. ¿No será mejor que dejar fuera a la gente cobrar una entrada razonable para equilibrar el interés y el aforo?
En la segunda, la tercera Feria de la Cerveza Artesanal de San Sebastián de los Reyes, volvimos a acercarnos a este municipio vecino de Madrid para la feria que, dentro de su situación periférica, es todo un éxito a nuestro parecer.
Una feria más familiar y abierta, pero muy bien organizada por unos amantes de la buena cerveza, y que merece visitar para echar un buen día. Obviamente no es una feria para ir a probar cosas muy raras (aunque las hay, no por nada una de las catas que damos en ella es de “Estilos Extremos”), pero es que las ferias no deberían ser una búsqueda de novedades, sino un disfrute del beber y conocer cervezas y gentes.
Y en la tercera, este mismo finde, ha sido en Vallecas. El BeerKas ha tenido su primera edición (y esperamos que sea la primera de muchas) con gran éxito. Pudimos acudir allí y nos gustó mucho el ambiente. Tamaño de vaso grande, precios populares (algunos más que otros) y producto de todo tipo, con también una importante apuesta por lo internacional.
En general, en todas ellas hay aspectos a mejorar desde nuestro punto de vista. Por ejemplo, estamos hartos de comprar el vaso y acumularlos edición tras edición. ¿Tan difícil es que la organización los use de año en año y cobrar una fianza? Los baños también suelen ser un punto a mejorar (salvo que el lugar elegido disponga de unos aceptables, cosa que poco se ve). Y la comida suele tener también muchos puntos flacos (olores, una relación calidad/precio por lo general mala, colas interminables en las horas punta…), pero como nosotros –según nos dijeron- nos alimentamos a base de cerveza, esto es lo de menos.
Lo que estamos seguros es de que en sucesivas ediciones intentaremos volver a las tres, y animarlas a no dejar de lado las actividades paralelas que creemos que deberían acompañar al beber y comer en cualquier feria que se precie: catas, charlas, paneles… ¡Todo sea por expandir la cultura cervecera!
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