Las cervezas Kölsch son un estilo originario de Colonia, pero es que además técnicamente sólo se puede denominar así si se produce allí, ya que tienen la denominación protegida por un consejo regulador y una convención de los productores locales. Y es que son particulares porque son cervezas de alta fermentación pero maduradas en frío, con muchas de las características de las Lager (como su apariencia, limpieza, etc.) pero más complejidad y un toque más afrutado y suave.
Esto hace que lo primero que se nos venga a la mente para el maridaje sea la gastronomía alemana. Sobre todo si es de sabores no muy intensos (las Kölsch son cervezas ligeras) y que combinen bien con su suavidad. Unas Bratkartoffeln (las patatas fritas alemanas) o unas salchichas a la parrilla pueden complementar muy bien con esta cerveza.
También es ideal para ensaladas o como acompañamiento de una tabla de quesos o patés. Su trago fácil la hace una buena compañera de cualquier comida que dé sed. Y sus toques maltosos se combinan bien con todo tipo de crepes, tanto saladas como dulces.
Así que ya tenemos una opción si queremos incluir las Kölsch como maridaje en el postre. Porque todo lo que lleve mucha base de harina, pan o galleta va a quedar bien, así que una tarta de queso con base de galleta sería también un acierto.
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