Acabando agosto se terminan las vacaciones, empieza la temporada de vendimia… y con ello, dentro de poco, llegarán a nuestras estanterías las Grape Ales, un estilo cervecero de reciente creación (se incorporó a la guía del BJCP en 2015) y con origen en Italia, aunque con una amplia acogida en nuestro país por motivos evidentes de nuestra cultura vitivinícola.
El estilo, obviamente, es un poco un cajón de sastre muy amplio y la incorporación del mosto de uva nos permite elaborar desde cervezas claras y refrescantes hasta rojizas y complejas. Si usamos levaduras británicas fomentará más aromas, pero si optamos por levadura belga tendremos un mejor manejo de altas graduaciones o los azúcares más complejos.
Suelen utilizar entre un 10 y un 25% de mosto de uva en el total de la elaboración y éste se suele añadir bien al final de la cocción (el tiempo justo para esterilizarlo) si buscas un perfil más fresco o requiere de una reducción previa (cociendo el mosto de uva solo) si queremos una cerveza más intensa.
Este tipo de cervezas nos permite incorporar a la birra el concepto de “terroir”, ese carácter que da el lugar donde se cultiva la uva, haciendo de este estilo una producción única y que no asegura que se pueda reproducir de manera idéntica año tras año. Alejandría (con moscatel) de Althaia, Resistencia Espontánea (verdejo) de San Frutos, Mataró Grape Ale (con uva Mataró, obviamente) o incluso “Doce Uvas (diversas de la rivera sacra)” de Estrella Galicia son ejemplos de cómo incorporar el sabor local de las variedades de uva a la cerveza. ¿Tú has probado alguna Grape Ale?
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