Los holandeses del molino de De Molen son, como ya dijimos hace más de dos años, cuando hablamos por primera vez de ellos, expertos en Imperial Stouts. Y quizá esta sea la más conocida de las que hacen. La llamada “Infierno y Condenación”.
Y ahí es donde vamos a ir, seguro. Es una cerveza negra, densa y oscura. La espuma es marrón clara, escasa, y que rápidamente se queda en casi inexistente. El aroma es intenso, a café y chocolate negro, puro.
En boca no es tan amarga como cabría suponer viendo los antecedentes. En poco lineal, sin muchos matices más allá del café. Y del alcohol, porque no disimula sus 10 grados para nada. Con final seco y ligeramente ácido.
Así que, podéis empezar a mandarnos al infierno y condenarnos, porque esta cerveza, pese a gustarnos la información de las etiquetas y no estar mala, tampoco nos parece la mejor de la casa, y mucho menos valer lo que cuesta.
“Mi opinión en un Tweet:” Mucho crujir de dientes y pocas nueces. Nota: Bien bajo.
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