Tras un tiempo sin viajar fuera de España, hemos pisado por fin tierras interesantes desde el punto de vista cervecero. En este caso, uno de los países bálticos: Lituania. Allí, en su capital Vilna (o Vilnius) dejamos a nuestros compañeros de viaje viendo monumentos y nosotros nos dedicamos a hacer birroturismo.
Y es que Lituania es un país de la zona cervecera del mundo, con algunos estilos bastante interesantes propios, como las Kvietinis (o Baltas –cerveza blanca, de trigo-), las Šviesusis (su cerveza rubia -o ligth-) o la Tamsus (oscura -dark-, a veces llamada Porter, que eso nos suena más).
Y, dentro de la capital, para poder degustar estas cervezas (y otras muchas) os podemos recomendar algunos de los bares a los que fuimos. Por ejemplo, el Alaus (cervecería) Biblioteka (Trakų, 4). Un bar moderno y limpio, escaleras arriba, con aspecto de biblioteca, obvio. A destacar el gran número de cervezas de importación (incluyendo españolas) ya que es el único bar en el que vimos tantas cosas no lituanas. Y sobre todo, lo ordenado y educativo de su división por estilos y su guía de cervezas. Las pegas: está escrita en lituano (claro), y el precio (en comparación con los demás, ya que aún así no era caro para nuestros estándares -3,5€ una pinta de Dundulis Roggenbier-).
Pero si quieres visitar cosas menos modernas y más clásicas, te recomendamos Alinė Leičiai (Stiklių, 4). Es como un mesón de toda la vida, con cervezas variadas (al menos 10 grifos) y comida tradicional. Y no muy caro (tasting de 6x20 cl más un plato de comida típica por 9€).
El garito cutre (que ya iba tocando) fue el Šnekutis (Polocko, 7A). Cutre por el aspecto sucio y abarrotado (como el Irlandés de nuestra ciudad) de la cabaña en la que estaba. Pero sin embargo, era de los más animados, lleno de hipsters y modernos al estar situado en el barrio “artístico” de la ciudad. Aún así, no nos emocionó. Bebimos una tamsus ahumada y continuamos nuestro camino.
Porque el que más nos gustó fue el Bambalynė (Stiklių, 7). En un sótano abovedado se encuentra un bar acogedor y con una inmensa variedad de cerveza lituana en botella. Es más, no tiene otra cosa (lo cual tiene sus pros y sus contras). Pero el ambiente fue el que más nos agradó.
Y bueno, eso fue todo para nuestra visita birroturística en Vilnius, Lituania. Una ciudad donde puedes beber y beber sin parar ya que la cerveza “diferente” está completamente normalizada. Y si no, siempre quedará la Gira (a medio camino entre un refresco y una cerveza, hecha a partir de pan de centeno, y a veces fruta y miel, con bajo contenido alcohólico para beber mucho y un perfil maltoso y dulce).
En el Bambalynė pedí una Baltic porter y no sabían lo que era :(:(:(:(, eso si el quesito que pillamos para acompañar aunque al principio me pareció caro para estar envuelto en un plastico, luego estaba muy rico, y el sitio muy acogedor.
ResponderEliminarNo he visto más que una sola cerveza, en todo el viaje, etiquetada como baltique porter. Todas las demás oscuras, Tamsus. Incluso las que en inglés ponía stout.
EliminarY si, lo mejor, lo acogedor. Aunque fué el último sitio y ya no comimos nada. Pero pedimos 7 botellas diferentes, para probar.
El Bambalyine me pareció muy pasado de precio para vilnius y la chica que atendía no parecía tener mucha idea de cervezas...el sitio está muy chulo y es curioso que esté como en un sótano. El snekutis muy bien, la cerveza propia era rica rica y el ambiente agradable. El post se queda algo corto para una ciudad con tanta cervecita rica :)
ResponderEliminarNo es de los sitios baratos, no. 2,5€ los 33, 3,5€ los 50cl era lo más habitual ahí. Más que en los clásicos, pero menos que en la Biblioteka, por ejemplo. A mi tb me atendió una chica, pero bastante correcta.
EliminarEl Snekutis sólo probé la 666 tamsus. Ah, y la música sí que molaba ahora que recuerdo. R&R a saco.
Pero el post no se queda corto... si tenemos en cuenta que resume 4 bares en 4 horas (estuve 6, quitando 2h para cenar con los compañeros). ¡Todo un record de velocidad cervecera! (Ojalá hubiese podido hacerlo con más calma, es verdad que no le hace justicia a la diversidad que hay).
Me ha dado sed de golpe. Será duro esperar hasta abril.
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