Esta marca, que una vez al año llega con puntualidad germánica a la feria de la alimentación europea que hacen en esos grandes almacenes “británicos” (que no nos pagan por publicitar), es de las que corremos a comprar cuando las vemos.
Y esta Aloysius es una de las que más nos gustan de la casa Kuchlbauer (aunque no tenga ni el vaso ni la torre bonita). Pero una Dunkel Weissbock no es algo que se cate todos los días. Y es que es una cerveza de trigo de color marrón oscuro (y fuerte, como ya veremos), con una espuma abundante de color hueso (aunque no muy duradera).
El aroma es intenso a plátano, malta, clavo y algo de chocolate. En boca es dulce y recuerda más a todo el rollo de panadería y pastelería: bollos, tostadas, biszcochos, etc. Tiene buen cuerpo y agradable carbonatación.
La cosa es que te la bebes, la disfrutas, y no te das cuenta en ningún momento que tiene 7,2% ABV, así que hay que tener cuidado y reservarla para acompañar la merienda. Y coger una buena reserva, que a lo peor no la ves hasta dentro de un año.
“Mi opinión en un Tweet:” Una digna rival de la Aventinus, aunque no tan potente. Nota: Notable.
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