Otra de las cervezas trapenses nuevas, que teníamos abandonadas (bueno, y tenemos, que faltan de reseñar en el Jardín casi todas las del último siglo), es la Engelszell Gregorius. Que además fue la que abrió la caja de Pandora ya que fue la “octava” marca cervecera trapense y la primera de la nueva generación.
Y esta primera trapense austriaca es una cerveza de corte clásico, con 10,5% de alcohol y perfil de cuádruple (o triple oscura, dicen). Color marrón oscuro, densa y turbia. La cabeza de espuma es beis, aunque no muy abundante.
El aroma es alcohólico, con mucha malta (bollería, regaliz) y especias. En boca es dulce y potente, con sabores tostados, un poco empalagosa (tal vez porque lleva miel como ingrediente) y calienta tripas. Se nota que no es una cerveza de trago fácil.
Porque la verdad es que está rica, pero es intensa y algo dura. Y no es barata. Así que son varios los motivos para probarla… pero también para que cueste repetir. Ah, como curiosidad, fermenta con levadura de vino de Alsacia. ¿A que no lo sabíais?
“Mi opinión en un Tweet:” La primera de otras muchas trapenses. Una puerta a lo desconocido. Nota: Bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario