#LaRonda 30 (2.04): Festivales y Ferias Cerveceras

El proyecto de #LaRonda, que propusimos rescatar, ha estado a punto de volver a caer en el olvido; pero en el último momento se ha recuperado (y esperemos que siga cogiéndose el testigo) proponiéndose como tema “Festivales y ferias cerveceras”, para hablar así en general.

Es un tema que hemos tratado muy a menudo, ya que nos encanta acercarnos a todas las que podemos (aunque no siempre nos guste lo que allí vemos). Ya hemos hablado anteriormente de las ferias y sus modelos en general, de varias propuestas para mejorar en ellas, de cómo podrían gestionar y mejorar sus costes, de los concursos de cerveza que se organizan en algunas, de más ideas para que avancen, de su evolución en el tiempo, e incluso de las posibles alternativas al modelo imperante de “vaso”.

Y la verdad es que poco queda debatir, después de todo eso (que os recomendamos leer en cada enlace, desde luego). Por lo que vamos a dar una opinión personal. Y mojarnos y meternos en jardines (o sea, como siempre).

El modelo predominante de feria, no deja de ser un mercadillo medieval venido a más, cuyo fin divulgativo es bastante escaso (de los visitantes, pocos saldrán con más conocimiento cervecero del que entraron), y que principalmente transforma al productor en un feriante.

En nuestra opinión, la feria debería ser un vehículo de transmisión de cultura, y una manera de crear un nicho de ventas. Debería tener una función mixta de divulgar al público general las características de un producto posiblemente desconocido para él, a la vez que permitir ventas al productor, pero no tanto al consumidor de a pie, si no a su verdadero cliente: el barista.

Para ello, el productor es el que debe impulsar el cambio. Abandonar el papel de feriante errante e ir solo a las ferias donde después pueda dar servicio a la localidad con su producto. Abandonar el papel de camarero tras su barra y hacer labor de comercial e imagen de marca (servir cañas puede casi cualquiera que lleven, con perdón; pero vender el producto no). Las ferias deberían ser un modo de crear ingresos estables, no necesariamente de hacerlos en el momento. Pocas salen rentables, y por eso es importante empezar a seleccionar bien.

Pero el organizador también debe tener eso en cuenta, y buscar las maneras de facilitarle el trabajo al productor expositor (su cliente principal). Ya propusimos poner una bolsa de trabajo de camarero (para dar servicios), pero también se puede llamar a las asociaciones de hostelería locales y facilitar el contacto con los productores, invitar a distribuidores de bebidas, etc.

Y, como consumidor, sobre todo lo que hace falta es respeto: que no se abuse del desconocimiento del producto por parte de la masa de consumidores. Y es que las ferias son el reflejo del mercado. Nos encontramos en un momento bastante verde, donde la mayoría bebe lo que le echen: no rechistan por miedo a quedar como unos necios aunque la cerveza no esté en condiciones. Y también quiere decir que quienes beben una cerveza que no estaba en condiciones posiblemente no vuelvan a beber cerveza artesana en tiempo. Porque si algo tendrá claro es que no le ha gustado. Y todo esto, desgraciadamente, es algo bastante habitual aún hoy en día.

Y cuando el mercado madure, y la gente pida algo más que cerveza, será inevitable empezar a ofrecer un valor añadido. Catas bien guiadas, actividades interesantes, ágoras y muchas cosas más. Las ferias que quieran sobrevivir (gracias al apoyo de público y productores) serán las que mejor se adapten y evolucionen y abandonen el modelo de mercadillo. Nosotros llevamos un par de años ya deseándolo.

2 comentarios:

  1. YO CREO QUE YA LLEVAMOS MUCHOS AÑOS DE FERIAS CERVECERAS Y CON MUCHA CANTIDAD Y VARIEDAD DE ELLAS COMO PARA SEGUIR ESPERANDO UNA EVOLUCIÓN A MEJOR, DESGRACIADAMENTE.
    UN SALUDO PAYOS!

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    1. Sí, la verdad es que hace ya unos 4 años casi que se empezó a extender por la península el modelo de feria predominante… y poco ha cambiado. Seguimos encontrando malas cervezas y peores actitudes para defenderlas. Seguimos encontrando organizaciones deficientes. Seguimos siendo fieles los mismo cuatro gatos frikis (y no acaban de convencer del modelo de pagar caro por vaso y bebida al público general, salvo contadas excepciones).

      Pero oye, no pierdo la fe. Espero que se tome nota y cambie a mejor. Yo seguiré yendo a comprobarlo, aunque, lamentablemente, cada vez consumo menos en ellas.

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