Este año, la última de las entrevistas a los primeros clasificados del Concurso Homebrewer “El Jardín del Lúpulo” sería, obviamente, al ganador absoluto. Pero como ya le entrevistamos el año pasado (que ganó la Botella de Plata), y ya le han entrevistado a raíz del premio en el Huffington Post, queríamos hacer algo diferente.
Así que hemos dejado en su mano el contar cómo ha sido la experiencia de la elaboración de la receta en Domus (recordamos que el premio es la “profesionalización” de la receta en dos lotes de 1.000 litros), para que veáis las diferencias desde su punto de vista. Y con ese relato os dejamos:
La diferencia entre elaborar cerveza en casa y hacerlo en una fábrica artesana puede que no sea tan grande. En ambos casos se trata de mezclar los granos de malta con agua para que los almidones se vayan convirtiendo en azúcares fermentables. Después de ha de hervir, añadir lúpulo, enfriar el mosto y sembrar levadura. Pero después de pasar el día en la fábrica toledana de Domus elaborando la cerveza, las diferencias de método de producción, equipo, volúmenes y recursos son muchas. Tenemos esta oportunidad gracias a ganar el 3er Concurso de EJDL. El premio es la elaboración de la receta en la fábrica de Domus contando con su ayuda y experiencia.
La primera diferencia notable es la exigencia física, ¡estos chicos de Domus están fuertes! Comenzando con la molienda hasta el vaciado del bagazo, el volumen de 1.000 litros por elaboración significa que hay que mover mucho peso a mano. Como ironizaba Fernando, en Domus se ahorran la cuotas del gimnasio. En comparación, el trabajo físico en la cocina de casa es bastante menor con los poco más de 5-6 kg de malta con los que suelo trabajar para 20 litros y sin tener que subir a pasarelas.
Los amplios espacios del local industrial de Domus facilitan la tarea. Según nos cuentan, esto no era así en su emplazamiento anterior donde el equipo entraba muy justo en los pocos metros que tenían. En este aspecto me recuerda a la cocina de casa: dos son multitud con el equipo cervecero de por medio. El espacio en casa es tan reducido que el día que se hace cerveza no se prepara comida. La cocina se monopoliza todo el día para la cerveza. Nada de frituras y caldos mientras hervimos. Hay un 100% de probabilidades de comer pizza ese día. Sin embargo, en Domus nos tenían preparadas dos sorpresas culinarias. La primera fue un desayuno de chocolate con churros delicioso y más tarde para comer, un estupendo caldero murciano. Sí, mientras hacíamos la cerveza, en un rincón de la fábrica, se iba cocinando un arroz que impregnaba el ambiente de un aroma que abría el apetito.
Y es que la fábrica de Domus es más que un lugar de elaboración. Los fines de semana, el tap-room hace de local social en el que se organizan eventos y funciona de punto de encuentro. Durante la mañana se fueron acercando familiares, amigos y demás personas afines a la familia Domus a charlar y pasar la mañana. Mientras nosotros estábamos entre moliendas y maceraciones, a pocos metros se estaba llevando a cabo una competición a nivel nacional de Catan (yo tampoco sabía lo que era). Ahí no acababa la cosa, esa misma tarde-noche se iba a realizar una competición de goldsprints (eso sí sabía lo que era) como precuela a un criterium fixed en los alrededores de la nave al día siguiente.
Mientras que en casa yo me saturo con no olvidarme de ningún aspecto en la elaboración de la cerveza, Fernando, Coco y Chapo son auténticos monstruos multitarea capaces de elaborar cerveza mientras atienden a los asistentes, hacen visitas guiadas e incluso ayudan a cocinar el caldero murciano. Los chicos de Domus tienen el proceso y su equipo totalmente interiorizados. Son capaces de realizar la adiciones de agua caliente sin necesidad de cálculos clavando las temperaturas de la maceración. Aproximar con gran acierto las adiciones de lúpulo, etc. No en vano, el equipo es diseño de Fernando y ya son muchos años utilizándolo: Domus es de las primeras fábricas artesanas de cerveza de España.
Mientras nos tomamos una caña para pensar cómo sortear algunos imprevistos, Fernando está haciendo de guía para un grupo que ha venido a visitar la fábrica desde la sierra madrileña. No paran las actividades… Tras el macerado y el lautering, Dani y yo vaciamos el bagazo a golpe de pala. Se nos une un grupo de gente a ver qué estamos haciendo. Me entra complejo de albañil observado por vecinos curiosos. En casa, ni los gatos se acercan a ver cómo limpio.
Con el mosto frío en el fermentador y la levadura sembrada, es hora de volver a casa. Hemos pasado un gran día con amigos cerveceros, charlando, compartiendo opiniones y hasta haciendo ejercicio. Nos llevamos a casa un buen recuerdo y ¡una excelente receta de caldero murciano! Estamos deseando probar el resultado.
Y nosotros también deseamos probarlo. En unas semanas estará lista, así que podéis ir insistiendo en vuestros bares o tiendas que trabajen con Domus en que la pidan. ¡Nosotros ya tenemos unas cuantas reservadas!
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