El queso fuerte (como el queso azul) es algo que o amas u odias y su olor incluso para algunos de sus amantes resulta a veces molesto. Por supuesto en cerveza es un olor inaceptable, que a todos nos amargaría el trago.
El compuesto que produce en la cerveza este aroma es el ácido isovalérico. Este compuesto viene del lúpulo, pero de un lúpulo en mal estado, oxidado (por la degradación de las proteínas). Por eso mismo es un gran defecto que no deberíamos encontrar ya que eso significaría que aquel que ha elaborado la cerveza no ha conservado su lúpulo como es debido o no ha metido en el paquete ese maravilloso instrumento que estamos entrenando: la nariz.
Este aroma es fácil de reconocer, sobre todo para los más queseros que lo tendrán controladísimo. Pero aquellos a los que no os guste el queso, si no lo habéis olido al menos habréis oído que huele a pies, y ese olor seguro que lo tenéis mejor identificado.
Aunque el aroma a queso es negativo en la cerveza, el queso azul esta genial acompañando una buena IPA. Eso sí, catad la cerveza antes de abrir el queso, no vayamos luego a dar lugar a confusiones, y si es casera, linchéis a vuestro pobre amigo que tanto tiempo e ilusión ha puesto en ella.
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