Acabando los consejos más básicos sobre los conceptos de maridar cerveza (con el cuarto artículo sobre el tema) queremos centrarnos en un maridaje muy importante (y quizá el más tradicional). El maridaje por proximidad. Este viene a decir que las cosas de la tierra casan con cosas de la tierra.
Es un poco más genérico, pero aplicándolo con intuición funciona muy bien. Se basa sobre todo en la tradición, ya que si durante decenas (o centenas) de años los platos de una zona se han acompañado de las bebidas de dicha zona… por algo será. Así, la comida tradicional alemana combina bien con sus cervezas (como un codillo asado con una Helles), y lo mismo pasa en otros países como Bélgica.
En España no tenemos esa tradición cervecera, es más habitual y tradicional el vino. Pero si las cervezas usan ingredientes de la zona (cereal, especias, frutas o similar), será fácil encontrar un plato local que quede armonioso con dichos sabores. Para ayudarnos podemos pensar con qué matices de los que aporta puede armonizar o contrastar.
Además, no olvidemos que la ciencia del maridaje no es exacta, y su origen está en el ensayo-error. Por lo que os animamos a probar las combinaciones que os apetezcan hasta encontrar la que consideréis más acertada. Porque también es importante el gusto personal: si un plato o cerveza te disgusta… va a ser más difícil encontrar algo con lo que te agrade. Por eso nuestro consejo es que empieces combinando varias de tus cosas favoritas, tanto en el comer como en el beber… y a partir de ahí explores las infinitas posibilidades.
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