Tenemos que hacérnoslo mirar, pero tenemos una cierta perversión por estas cosas. Somos capaces de dejar en la balda una NEIPA más, pero en cuanto vemos una cerveza ecológica, una sin alcohol o algo así de “raro” que no conocemos, vamos de cabeza, aun sabiendo que en la mayor parte de los casos vamos a salir escaldados.
Y bueno, esta es ecológica, con aromas, con zumo de granada y de bayas de sauco. ¿Cómo nos íbamos a resistir? Pero ya empieza sorprendiéndonos con que es dorada y no rojiza. ¿No da nada de color ninguno de los zumos? Pues no pasa de ambarino claro y limpio. Con espuma blanca.
Eso sí, sí que huele a zumo. Y a gominolas. Y sabe más a refresco de frutas que a zumo. Y poco a cerveza. Pero para ser la versión aromatizada de su Lager orgánica de cabecera, nos hace preguntarnos qué poco sabrá esa cerveza…
Lo que no deja de tener es 4,5% ABV, por lo que es un poco elevado para un refresco: si sólo quiero refrescarme hay opciones que no emborrachan. Pero claro, en plena moda de los Hard Seltzer, quizá este producto pueda triunfar: solo han de darle un toque más moderno en lata de 44 cl, en lugar de botellín de 25 cl.
“Mi opinión en un Tweet:” Teniendo las cervezas posibilidades de sabores variados y ricos… ¿para qué le hacen esto? Nota: Insuficiente.
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