Hoy vamos a hablar de una cerveza de la que en su momento se habló mucho pero no reseñamos, ya que pensamos que sería “flor de un día”, pero sin embargo la siguen fabricando y vendiendo, así que toca reseñarla. Una cerveza de estilo “Roja Fresca” (que comiencen las risas) pensada para ser gastronómica (como si las demás cervezas fuesen geológicas) y maridar con la comida latina (así, en general, desde un burrito a un ceviche).
La lista de ingredientes (de la cerveza, no de la comida) es larga, pero incluye porcentajes (como el etiquetado de alimentación obliga si destacas alguno) por lo que es interesante ver que tiene un 10,5% de malta de cebada, 3,5% de maíz, 1,8% de zumo de naranja a partir de concentrado, arroz (sin indicar, pero por orden, entre el 1,7 y el 0,8), 0,7% de trigo, 0,1% de extracto de flor de Jamaica, lúpulo (no de malta, aunque aquella “errata” trajo muchas risas) y especias (ya en cantidades aún menores). Todo ello en un porcentaje que corresponde a la cantidad del ingrediente en el momento de su utilización, en relación con su uso para el producto acabado.
Pero bueno, dejemos la parte legislativa del etiquetado que tanto nos gusta y vayamos a la cerveza, que quieres saber nuestras opinones. Es roja, sí, aunque levemente rosada. Lo mismo la espuma: abundante, persistencia media, pegajosa y levemente rosada. Huele como si hubieses mezclado una cerveza con una infusión. Y en boca esta mezcla es equilibrada, dulce (pero agradable, sin empalagar). Como un refresco. Un Bitter Kas dulce.
Si no te dicen que tiene alcohol (5% ABV) ni te enteras. Y la función de acompañar la comida la cumple. No es un maridaje elaborado… pero si habitualmente comes bebiendo un refresco (como no imaginamos que hagan Ferran y Albert Adrià), ya es más de lo que acostumbras.
“Mi opinión en un Tweet:” Maridaje válido: la cerveza entra mejor con comida que sin ella. Nota: Suficiente.
Me gusta muchoooo
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