Uno de los problemas de nuestra política editorial (que, para el que no lo sepa, consiste en publicar las reseñas, como normal general, de cervezas que lleven un año o dos en el mercado) es que deja más de la mitad de lo que bebemos muerto de risa en nuestras libretas, ya que el 90% de lo que sale al mercado no se sigue fabricando o encontrando un par de años después. Y oye, si nosotros nos vamos a molestar en escribir y google en indexarlo, al menos que sirva para algo más allá del día que se publica.
En el caso de esta cerveza (que bebimos por primera vez hace ya 4 años), parece que aunque ha cambiado el formato (de botella a lata, más de moda), la receta y el contenido ha permanecido estable todo este tiempo. Sigue siendo una American Porter de 10,5% ABV y 108 IBUs, con lúpulos Fuggles y Sorachi Ace.
Es negra y densa, con espuma marrón rojizo, no muy abundante. Un intenso aroma a café, regaliz, bizcocho y frutas pasas emerge del vaso. El sabor es amargo, con notas dulces, pero amargo: chocolate negro y regaliz.
Muy intensa al beber, es todo un pelotazo, pese a que la presencia del alcohol no es muy fuerte. Eso sí, emborracha luego igual que si se le notasen los más de diez grados. Así que mejor tomarla tras la cena, con el estómago lleno.
“Mi opinión en un Tweet:” Si algo funciona, mejor no cambiarlo. Nota: Sobresaliente.
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