Hay veces que las cervezas tienen aromas no deseados, fuera de estilo o que son poco agradables y no invitan a beber o disfrutar del producto. En esos casos, los aromas que encontramos se consideran defectos, pero es igualmente importante reconocerlos.
Si presentan del que hablamos hoy, suele ser muy identificable, ya que es un olor punzante, que se mete hasta el fondo de la pituitaria. Huele como a quitaesmalte, acetona u otros disolventes químicos de pintura. Algo que, obviamente, no te gustaría beber.
Se debe a la aparición de etanoato de etilo, bien por las levaduras o bien por la combinación entre la oxidación de la cerveza y unas altas temperaturas de fermentación. En ambos casos, si la concentración es alta, es muy desagradable.
Para reconocerlo bien cuando lo encontremos en la cerveza, antes podemos buscar o adquirir los líquidos mencionados antes (quitaesmalte, acetona, etc.) y olerlos con moderación, ya que en su estado puro son muy agresivos y molestos, e incluso “colocan” un poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario