Tras haberla comentado en nuestra sección de cervezas chorras, cuando la vimos por fin a la venta frente a nuestras narices no pudimos evitar el cogerla para ver qué se escondía dentro de esta botella que te anuncia una “Green Beer” al aceite de oliva (o algo así).
Bueno, técnicamente es una adaptación de una Bohemian Pilsner de 5% vol. y lleva, sí, extracto de aceituna y espirulina (alga unicelular azul verdosa que es lo que le da el color verde). Y sí, al servirla en el vaso es de color verde aunque de primeras no sea lo más apetitoso.
Un verde cetrino, amarillento, profundo. El tinte se extiende levemente a la espuma, de un blanco roto por esa tonalidad, que es abundante y sorprendentemente de buena persistencia. Decimos que sorprendentemente ya que esperábamos que el uso de olivas restase mucho a la retención del giste.
Y ese ingrediente en aroma se nota un poco, pero en sabor casi nada (por no decir nada). Sorprendentemente (en este caso porque no dábamos un duro por ella) en boca pasa por una Pilsner correcta, con su presencia de malta y lúpulo y un trago fácil.
Vamos, que lo de los ingredientes y el color es (aquí sin sorpresas) puro marketing diferenciador, y que la cerveza que han debajo, al menos, es una cerveza decente. Lástima que haya que pintarrajearlas para venderlas en un mercado tan saturado de rubias u orientado a la especulación con “ingredientes locales”.
“Mi opinión en un Tweet:”La cerveza favorita de la tribu de Atreyu. Nota: Suficiente.
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