Otra de las cosas que intentamos que no pase mucho tiempo sin traer al Jardín son las reseñas de cervezas sin alcohol, porque aunque a veces las olvidamos tienen mucha importancia en el consumo y en el mercado, y cada vez tendrán más.
Así que hoy os traemos esta Ale sin alcohol elaborada por una de las primeras craft (en el sentido moderno cervecero del término) de Inglaterra, fundada en Suffolk en 1996. Seguro que ya la conocéis sobre todo por las botellas de su gama base de cervezas más tradicionales.
Esta se define como una “Dark Amber Ale”, y de ese color es: cobrizo profundo, rojizo y limpio. La espuma es de color hueso, compacta y pegajosa, de cantidad media pero buena persistencia.
Tanto en nariz como en boca destaca la malta y el dulzor. Huele a mosto en elaboración y aunque sí que parece que el lúpulo quiera asomar, la maltosa lo tapa casi por completo, dando la sensación –por otro lado correcta– de que le falta acabar de fermentar.
Y es que claro, la fermentación produce alcohol, y esta tiene 0,0% ABV. La pena es que no lo disimule más, porque las cervezas de esta marca suelen ser excepcionales, y la que hoy nos ocupa no alcanza esas expectativas.
“Mi opinión en un Tweet:” Ni llevar un poco de centeno le da el punch que necesita. Nota: Suficiente.
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