La verdad es que, lo primero que hay que hacer es felicitaros si habéis llegado a esta entrada a través de un buscador. Eso es que tenéis el “Safe Search” activado. Nosotros no, y cuando intentamos buscar la imagen de la cerveza que acompaña esta reseña cervecera… podéis imaginar lo que llegamos a ver. Cosas no aptas para ojos delicados. Por suerte nosotros de delicados tenemos poco.
Así que tras ojear (ya que estábamos) todas las ilustrativas imágenes que San Google nos ofrecía, acotamos la búsqueda a la cerveza de Flying Dog. Y entonces ya podemos ilustrar el post y contaros que es una pale ale de color amarillo anaranjado, ligeramente turbia, con una cabeza de espuma pegajosa pero ligera y efímera.
El aroma es a lúpulo y frutas cítricas (por el lúpulo Cascade, principalmente), y en boca, pese a tener una buena base de malta, es amarga. Más de lo que hacen prever sus “sólo” 35 IBUs, porque da la sensación de más.
Bueno, una cerveza de 5,5% ABV al estilo perrito americano volador (por la fábrica), que nosotros maridaríamos con un perrito caliente americano, ya puestos, comido de la forma más sucia y erótica posible. Y si no, con tacos y nachos. Los tacos y nachos están bien.
“Mi opinión en un Tweet:” Una de mis posturas… digo, cervezas de cabecera. Nota: Bien alto.
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