Esta cerveza alemana es la primera que vemos que conjuga los dos estilos Keller y Marzen. Bueno, técnicamente el estilo base sería que es una Marzenbier (de baja fermentación) y lo de Keller indicaría que es una cerveza sin filtrar (directa de la bodega, viene a decir). ¿Y qué tal quedarán las dos cosas juntas?
Pues lo sabremos en cuanto bebamos esta cerveza de la Traditionsbrauerei Kundmüller, que se elaboró por primera vez para celebrar el 140 aniversario de la cervecería (fundada en 1874 por si quieres hacer las matemáticas) y ahora tienen como fija en la gama.
El aspecto es velado (por eso de que está sin filtrar), de color anaranjado claro con brillos de oro viejo. En la jarra se completa con una generosa capa de espuma blanca esponjosa, que tiene buena persistencia coronando la cerveza.
En el aroma destacan las notas de cereal y algo a levadura, por eso de ser de bodega. Y en boca el sabor es equilibrado, casi casi en la cuchilla entre el dulce y el amargo. Y decimos casi casi porque tiende un poco al dulce, con notas de caramelo y pan, pero está muy rica.
Se le nota el cuerpo que otorga su densidad del mosto original del 13% y sus 5,8% vol. de alcohol. Por lo que es una cerveza que, sin ser exagerada, es contundente. Para beber con cabeza y no a lo loco, que nos conocemos.
“Mi opinión en un Tweet:” Los sótanos en marzo están geniales. Nota: Notable alto.
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