Bajo esta triple colaboración (que hace que el nombre quede larguísimo) se esconde una combinación de dos cervezas con larga trayectoria en el mercado español. La que llevan años haciendo (habitualmente por navidades) los madrileños de La Quince con los catalanes de Guineu, que se llama Vanilla Black Velvet, con la versión normal de la La Pirata Black Block, de la que ya os reseñamos la que va en barricas de Bourbon.
Y al blend de estas dos cervezas le llaman, como no podría ser de otra forma, Vanilla Black Block. La primera es una Imperial Stout con vainilla y cacao. Y la segunda no tiene ingredientes especiales, pero sí más carga alcohólica. Así que siendo ambas Imperial Stout, pues la mezcla es bien negra: oscura y sin brillos. Con espuma beis o marrón claro, de burbuja fina, compacta, persistente y pegajosa.
El aroma es ligero, con algo de presencia del alcohol y mucha de la malta. Y en boca es de esas cervezas que consiguen un resultado tan equilibrado, con el adecuado contraste entre los ingredientes y los adjuntos, que al final no destaca nada mucho…
Lo cual, desde luego, es algo bueno. Pero cuando una cerveza es una bomba de 10,3% vol. de alcohol, pues te esperas un punch que esta esconde en demasía. Es que por no notarse, no se notan ni esos diez grados de alcohol, de primeras.
Al final ya con más temperatura (y eso que no la servimos fría) van despertando las notas más complejas y saliendo todo el chocolate, el café… e incluso el regaliz y la vainilla. ¡Y es que es una cerveza para no beber con prisas, sino bien asentado en tu sofá!
“Mi opinión en un Tweet:” Mano de hierro en guante de terciopelo. Nota: Sobresaliente.
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