Siguiendo con nuestra “penitencia” de compensar el despiste de no haber reseñado como acostumbramos al menos una vez al mes una cerveza española, este mes dedicamos todas las entradas de cata a ello. Y hoy apuntamos alto, con una cerveza indiscutiblemente buena (por ello la mencionamos como ejemplo de continuidad en los premios del BBCH).
Es la versión envejecida durante 12 meses en barricas de la Imperial Stout de la casa. Una marca que empezó en el homebrewing y como gypsy brewer (ha llovido desde que bebimos las primeras en la primera feria de Noblejas) y que ahora tiene fábrica propia en Súria (Barcelona).
Es por supuesto una cerveza negra y opaca, aunque la recordábamos incluso más densa. La espuma es de color marrón claro y muy escasa, poco persistente. Finalmente queda en un aleve rastro en el vaso, casi nula. Pero podríamos decir que es su única pega.
El aroma es bueno e intenso, con mucha presencia del bourbon y el alcohol, pero olores a vainilla, café, pasas y crema deliciosos. Y el sabor es fuerte en todos los sentidos: muy amargo y muy duce, muy alcohólico y muy pelotazo. La versión IRS del agua de fuego.
Pero luego va y entra sola, la cabrona. Equilibrandose 13% ABV con los 72 IBUs y tanta malta como llevará, para que el trago sea compensado a cada sorbo (porque eso sí, es de beber despacito). Pero gota a gota se va acabando, el vaso queda vacío y da pena que se acabe, y todo.
“Mi opinión en un Tweet:” -¿Podría ponerme otra, garçon? - Garçon, significa chico. Nota: Matrícula de honor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario