El estilo de cerveza para el que hoy vamos a buscar maridajes es uno que no se prodiga ya tanto en su versión original (inglesa), que es en la que nos vamos a centrar, dado que la mayor parte de los ejemplos artesanales modernos que vamos a encontrar son versiones “American”, con más amargor y lúpulo.
Pero en sí es un estilo maltoso, no muy amargo, sino equilibrado con las maltas tostadas. De bajo contenido alcohólico y trago fácil. Por lo que marida bien con cosas ligeras que sufran igual un “leve” tostado, como unas brochetas de pollo o verduras.
También es buen complemento al salmón ahumado, limpiando bien el paladar y dando armonía a los sabores del pescado. Y, por supuesto, es ideal para una tabla de quesos, aguantando bien el maridaje con los más suaves e incluso los moderadamente fuertes.
Y si hablamos de postres, combinará muy bien con todos aquellos que lleven frutos secos, como una tarta de crema y nueces. Pero será mejor evitar los que sean demasiado empalagosos, proponiendo para ellos cervezas más oscuras y potentes.
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