Hoy vamos daros las pinceladas más importantes del estilo que conocemos gracias a marcas famosas internacionalmente como Paulaner o Franziskaner y que son las cervezas de trigo alemanas. Allí se las conoce o bien como Weissbier (que significa “cerveza blanca”) o como Weizenbier (que esto sí es literalmente cerveza de trigo); A veces también como Hefe-Weizen, donde Hefe significa levadura, y por eso la mayoría son turbias, por la levadura en suspensión.
Su característica principal es que usan como ingrediente un 50% o más de trigo malteado (como reminiscencia de la Reinheitsgebot, la Ley de la pureza de la cerveza alemana, de 1516, todos los cereales los alemanes los suelen usar malteados, aunque no sea estrictamente necesario), y el resto es cebada.
Habitualmente, por eso de la levadura, son turbias y de color anaranjado. Aunque hay versiones Dunkel (oscuras) o Kristall (filtradas, que no son turbias). Y también luego hay versiones más fuertes (en sabor y alcohol, sobre todo) como pueden ser las Weizenbock o incluso versiones Doppelbock. En su aroma destacan los ésteres de plátano y las notas fenólicas de clavo de olor, aparte de la malta que siempre, al ser trigo, recuerda algo a panadería. Y en el sabor pues predominan los dulces de la malta, sin apenas presencia de lúpulo. Suelen tener buen cuerpo, pero entrar bien y no empachar, con poco alcohol, en torno a 5% vol. Aunque como hemos dicho, hay versiones más fuertes.
La principal región productora es Baviera, al sureste de Alemania, de gran tradición cervecera; aunque este, como todos los estilos clásicos, tiene su definición actual y su expansión tardía, desde finales del siglo XIX a principios del XX, cuando se popularizó más. Allí, aparte de las marcas más comerciales, hay otras muy reconocidas que elaboran verdaderas joyas en estos estilos, como Schneider y Weihenstephaner (que es la cervecera en activo más antigua del mundo) y que hacen birras con una relación calidad precio excepcional.
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