Somos unos ansiosos, lo reconozco. Sólo hay una cosa que me gusta más que una cerveza, y son dos cervezas. Lo juro, me puede la cantidad. Yo soy el típico que cuando se acerca a la barra del bar con un amigo y este dice al camarero “Dos cervezas, por favor”, yo añado “Y a mí otras dos, gracias.”
Y en casa me pasa lo mismo. Las abro de dos en dos. Hay veces que es por motivos de trabajo (de trabajo del blog, se entiende, cuando tengo que comparar entre sí dos cervezas similares o parecidas), pero en otras ocasiones es puro vicio.
Y claro, se me cansa la mano de tanto girar la muñeca… pero eso no me va a seguir pasando porque me he comprado este abridor. Con su cabezal extra-grande puedes abrir tus botellines de dos en dos, y tardar menos y ahorrar esfuerzo para cosas más importantes.
La única pega es que… cada vez que pienso en tomar dos cervezas, por favor… siempre que esas palabras llegan a mi mente… no puedo evitar tararear esto… (Vedlo sólo bajo vuestra propia responsabilidad, avisados estáis)
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