Hacía ya un par de semanas que no hablamos de una de nuestras cervecerías fetiche: Flying Dog. Es de las pocas botellas que coleccionamos, porque los dibujos de Ralph Steadman nos encantan. Lo sabemos, somos unos frikis, unos fans, unos enfermos. Pero podemos mantener al monstruo controlado a base de cerveza.
En este caso, con cerveza tipo Porter. Pero una Porter de las suavecitas, digamos, más tipo Brown Porter (o sea, las originales) que sus hermanas mayores, que se parecen cada vez más a las Stouts. Y se ve en el color. No es negra, sino rojiza. La espuma es abundante y pegajosa.
El olor es dulce pero floral, y en boca es ligera, no tiene mucho cuerpo. Fácil de beber, porque, aunque tenga el carácter del lúpulo, no es excesivamente amarga (tiene 31 IBUs).
Para beberla recomendamos vaso de pinta americano (Shaker) y temperatura media (8 ºC). Acompañar de frutos secos o aperitivos ahumados. Y recuerda que tiene 6% ABV, que no es mucho, pero puede acabar acumulándose.
“Mi opinión en un Tweet:” No está mal, pero no a-Porter nada nuevo. Nota: Suficiente.
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