Esta mañana nos ha llegado a la redacción una entrada fresquita fresquita, que nos la quitan de las manos. Ha tardado un poco porque la ha traído el becario andando desde Madrid (el pobre no tiene ni para internet). Pero bueno, dejemos de un lado eso de apenarnos por quien no debemos y vayamos al grano, a lo que nos importa, y en este caso fue una de las actividades que han montado en La Tape (Madrid) a cuenta de su "Beer Fest" (que, para los que no sepáis, se trata de unas jornadas dedicadas a la gastronomía y la cerveza).
El caso es que la primera actividad se trataba de la presentación del suculento libro del sumiller Edgar Rodríguez y el chef Toni Romero: “Nuevas sensaciones gastronómicas”. Al evento acudieron ilustres personalidades del sarao cervecero, elaboradores, blogueros, etc. Todos muy bien vestidos, y destacaron sobre todo los complementos de las señoritas que se prestaron a posar para nuestro folletín.
-Pero ¿quién ha escrito esto? ah, ya, el becario, bueno, pues habrá que despedirle, o cortarle un brazo, lo que sea más barato... A ver si logramos sacar algo en claro de la crónica que nos ha entregado.-
Se ve que durante la jornada y la presentación del libro, los autores fueron ofreciendo y explicando cómo habían creado los maridajes; qué elementos buscaban destacar en los alimentos y cómo reaccionaban los sabores en las cervezas escogidas.
El primer maridaje se trató de un atún marinado con sal, azúcar, un poco de manzana ácida y un toque de wasabi. Escogieron para esta primera tanda su propia cerveza, la Cesc 25 Anys, que combina muy bien con el plato, y en la que se distinguen las sutilezas de los jengibres y cómo el carbónico de la cerveza "rompe la grasa" del atún. La segunda ronda se trataba de un risotto de cebada y mollejas de pato, al que le acompañaba una La Virgen Jamonera; Este plato caliente encaja genial con los toques de cereal y caramelo de la cerveza.
Y como no sólo nosotros hacemos nuestra la sentencia "enseñar y entretener", Edgar nos presentó un ejemplo de cómo no maridar y partiendo de dos buenos elementos (Cibeles Imperial IPA y Tartar de salmón con cebollino y wasabi) se puede lograr que los sabores se fagociten entre ellos, y hacer que nuestra bebida se vuelva sosa, o, en este caso, que perdiera gran parte de su carga de lúpulo (aunque ya, que para algunos es una ventaja). Y tras este ejemplo, decidieron recompensar el mal trago y demostrar que no tienen ningún problema con David de Cibeles, al juntar con un tremendo postre de espuma de crema catalana la cerveza Barley Wine de Cibeles, demostrando (como ya dijimos nosotros), que la cerveza puede acompañar a todos los platos de una comida, desde entrantes fríos hasta el postre más delicioso.
Y así, con el rinencéfalo (googlealo!) hinchado por los olores y sabores, se realizó una pequeña mesa redonda. Uno de los temas que surgió fue sobre cómo extender la cultura cervecera a un público más amplio, la dificultad que conlleva una cultura muy especializada o técnica frente a una aproximación más cercana. Para Edgar estaba claro: "En el libro no hemos introducido términos técnicos para que sea más asequible. ¿De qué valdría decir que algo tiene aroma a amor de primavera?". También hay que destacar que dan charlas en las escuelas de hostelería para intentar enseñar desde jóvenes a los que serán nuestros restauradores del futuro.
En definitiva, se trató de una tarde muy enriquecedora, donde creo que todos los asistentes aprendieron varias cosas nuevas. El becario sacó en claro dos cosas muy importantes: la primera, es que le sigue gustando la cerveza y la comida, aunque la mariden mal a propósito; y la segunda, que... que... ¿hemos dicho ya que le sigue gustando la cerveza?
El atún era marinado, más manzana, lima, jengibre y pimienta de Sichuan. El risotto de cebada contenía pasas y piñones tostados más algún "kiko" para darle un toque especial en la textura,(cuidado con el punto de la cebada no es arroz) el tartar tenía guacamole, todo esto más lo dicho... me gusto y simplemente quería apuntar más ingredientes con los que nos deleitarón... saludos!
ResponderEliminarNo le pidas al becario tanta memoria, jejeje. Suficiente que supo encontrar el camino de vuelta. El pobre sale tan poco de su sótano que pierde facultades y no sabe reaccionar en la superficie. Y no te digo ya los días que hace sol.
Eliminarjajajajaja... era por sumar eh! el becario es un gran tipo, saludos!
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