No sé si sois muy manitas. La verdad es que nosotros los jardineros más bien poco. Cuando las cosas salen mal, preferimos tener a alguien al que culpar, así que se lo encargamos al Becario, y que él se corte, lesione o electrocute por nosotros.
La última vez que cogimos un martillo, no teníamos ni puta idea de para que servía el otro extremo. No, el palo no. No, el de dar hostias tampoco. El otro. Nos dijeron que era para sacar clavos…. ¿pero eso no se hacía con otro clavo? Bueno, la cosa es que eso no nos hubiese pasado con ESTE martillo.
Tenemos claro que su otro extremo sirve para refrescarse el gaznate entre martillazo y martillazo, permitiéndote abrir esas ricas cervezas fresquitas que, junto con la hucha del culo al aire, son los principales reguladores de la temperatura del buen currela.
Así que si quieres trabajar y no asfixiarte de calor o sudar dando golpes sin ton ni son, este martillo es tu herramienta ideal. Nosotros vamos a comprarnos uno, está claro. Aunque le mandaremos abrir las birras al Becario, por si acaso.
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