Recuperamos por fin la sección en la que visitamos fábricas de cerveza. No es que no las visitemos… es que, entre pitos y flautas, vamos posponiendo el post… y nos dan la uvas. Pero de esta semana no pasa, así que nos vamos hasta Barcelona a visitar la fábrica que Moritz tiene en su local allí, y que funciona como una micro-brewpub.
El sitio es precioso, recuperando un local que estuvo en funcionamiento hasta los años setenta, perteneciente a la sexta generación de la familia de un inmigrante alsaciano (hay que ver cuántas de las macros provienen de gente de fuera, igual que unas cuantas de las buenas micros). Todo reformado y habilitado con muchos espacios y mucho diseño de Jean Nouvel. Pero todo eso se podrá leer en otros lado, y a nosotros lo que nos interesa es la cerveza.
Así que, junto con Alex Clemente, ingeniero químico formado como Maestro Cervecero en Zaragoza, pudimos visitar los entresijos de la micro: porque es una micro artesana con capacidad para hacer lotes de 2000 litros, pero que como el producto que venden debe buscar parecerse en especificaciones al que se hace a nivel industrial en Zaragoza, imita su proceso, solo que sin prisa.
Por lo tanto, en el obrador tienen caldera de crudos para el uso de arroz (que tiene menos ácidos grasos que el maíz), además de la de maceración y hervido y la de filtro. Todo diseñado para hacer infusión simple con reposos. Con su levadura propia, claro. Y bien explicado por Alex.
Abajo, en una zona que se dedica a eventos y próximamente a un restaurante, tienen los fermentadores isobáricos, los sistemas de filtrado y los tanques Duotank (similares a los que se pueden ver en los establecimientos con “cerveza de bodega”) que mantienen la cerveza aislada en una bolsa de mil litros y la empujan a los grifos mediante aire comprimido, para beber en el local o para llevar en “growler” (botella de gaseosa) envasada con sistema Pegas.
Allí elaboran tanto la Mortiz rubia, con lúpulo Saaz, como la Epidor tostada, con Nugget y Colombus, en cantidades en torno a los 3.000 hl anuales, y sin pasteurizar. Merece la pena acercarse a verlo, porque todo el concepto es igual que en alguna de las micros que seguramente habéis visitado o hemos comentado, pero con un presupuesto que ya les (nos) gustaría.
En conclusión, nos parece una buena idea comercial: un entorno dedicado a la marca y a su concepto y familia, donde elaboran una cerveza más delicada y sabrosa que la que se puede encontrar en los supermercados, y que es un sistema del que muchas otras micros pueden aprender y hacer suyo.
Y con esto, por hoy, la semana que viene, más visitas, que tenemos muchas pendientes. Y ya sabéis que si queréis que nos acerquemos a conocer instalaciones, aceptamos gustosamente la invitación: hasta ahora nuestras experiencias han sido muy buenas y enriquecedoras.
Muy chula la fábrica por lo que se ve en la foto y lo que comentas! La zona dedicada a eventos debe ser una maravilla! a ver si eso se lo copian mas micros sii!!
ResponderEliminarUn saludazo makinas!!!
Merece la pena visitarse en detalle. Aunque para ir y beber la cerveza fresca tampoco está nada mal. Pero pocas micros cuentan con la capacidad de invertir que es necesaria para esto... una pena...
EliminarA mí la cerveza que sacan allí me parece estupenda, recordándome mucho las cervezas de tirador inglesas, aunque sean fermentaciones muy distintas. Yo pensaba que era todo puro marketing pero la diferencia es más que notable. Las bravas también son la hostia, pero esto ya es otro tema.
ResponderEliminarYo sólo bebí cerveza, así que de las bravas no puedo opinar. Pero sí, la diferencia es mucha. Esto es artesano al 100% (99% para los puntillosos) y fresco y cuidado y con buena rotación. Es algo que merece la pena tomar. Y uno de los pocos sitios que conozco donde llenar un growler merece la pena y no rompe nunca la cadena de frío. Otra cosa es que te guste ese estilo de cerveza o no, claro.
EliminarTanto imitan a Ambar que no sé yo... si teniendo una Moritz y una Ámbar habría alguna diferencia. Se parecen sospechosamente mucho
ResponderEliminarSeguramente una cata a ciegas de muchas cervezas nos llevarían a pensar que son la misma, no es lo mismo dar un trago a un botellín sin etiqueta que con ella, la cerveza de calidad local cada vez tiene mejor pinta y no tenemos que sentirnos inferiores a otros productores internacionales de renombre, tenemos que apoyar el producto nacional y ayudarnos para mejorar, somos un país de paladar curtido con una gran oferta de producto de calidad, igual ahora toca quedarse con lo bueno y dejar de exportar.
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