Mikkeller califica esta cerveza de American Style Barleywine. Así pues, en teoría deberíamos encontrarnos ante una bebida de elevada graduación alcohólica, gran densidad y por lo tanto un festival tanto de maltas como de lúpulos. Disparada en casi todos los aspectos posibles, excesiva y sin complejos.
El color es dorado oscuro, sin llegar al cobre. La espuma es blanca, cremosa y poco abundante. Dura más de lo que cabría esperar dada la cantidad de alcohol, que siempre juega en contra de la retención. Huele a piña, caramelo, galleta y alcohol, haciéndola muy apetecible. También tiene presencia de frutas con hueso (melocotón, por ejemplo). El trago es duro, muy alcohólico, y la cerveza tiene muchísimo cuerpo. Los lúpulos se notan menos de lo que esperábamos, podría colar perfectamente como English Barleywine pasada de vueltas.
Pese a ser una cerveza difícil y muy alcohólica (18.9% ABV), la queremos bien lejos del fregadero, y bebida como Dios manda se disfruta de lo lindo. Esto es: snifter, tiempo por delante y pasión por la cerveza. Amigos, fulanas o fulanos, es opcional.
“Mi opinión en un Tweet:” Excesiva, pero aun así deliciosa. Nota: Sobresaliente bajo.
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