Como el blog abarca varias ciudades (tenemos miembros en Madrid, Barcelona, Valladolid, Granada e incluso Londres) cuando se nos pide hablar sobre un tema “de nuestra ciudad” solemos elegir Valladolid, ya que la consideramos una ciudad cerveceramente singular (y de la que se hablará menos en la blogosfera que de Madrid o Barcelona).
Por ello, en esta Ronda, vamos a comparar lo que vemos en los precios de las cervezas aquí, en los bares. Lo primero, vamos a dividir entre “bares clásicos” y “bares modernos”. Los “clásicos”, que abundan mucho, tienen sobre todo cerveza de importación, a precios razonables. La inmensa mayoría de botellas entre 3,5€ y 5,5€ (salvo que te vayas a frikeces, pero no son muy abundantes) y pintas –tamaño inglés- entre 4 y 6€.
En los bares “modernos”, menos abundantes, las botellas básicas andan similares, pero aumenta el número de cosas más elitistas, donde los precios se pueden disparar hasta el infinito. Y lo mismo pasa con los grifos, llegando a los 7 u 8€ por pintas –tamaño americano-.
Vamos, que no es tan diferente a lo que se puede encontrar en Madrid o Barcelona en cuestión de precios (con un punto paradójico ya que supuestamente las provincias son más baratas). Lo que cambia sobre todo es que aquí somos más conservadores y menos propensos a seguir las modas. Y preferimos lo bueno conocido y con mejor relación calidad/precio.
Otra diferencia es la presencia de las cervezas artesanas de la provincia. Mientras que en números relativos (en incluso totales) Valladolid destaca por la cantidad de marcas y micros que posee, raro es el bar especializado en cerveza que tiene más de un par de marcas locales. Posiblemente sea la misma causa.
Además, mientras que las cosas modernas se disparan de precio año tras año (Brewdog, te estoy hablando a ti), los clásicos se mantienen estables. En los últimos 5 años las tarifas han estado bastante estancadas en la venta al público (no sé si a costa del margen del hostelero, me temo).
Pero una cosa a criticar es que son pocos los bares que tienen una carta completa de sus cervezas con los precios marcados. Con lo cual te arriesgas a perder un alto porcentaje de tu sueldo si pides algo que no conoces sin preguntar primero el precio. O a perder diez minutos de tu tiempo y del del camarero preguntando una a una las cervezas que te puedan interesar. Esto debería mejorarse, sin duda alguna.
Pero vamos, que no podemos quejarnos. Tantos años de cultura cervecera ha creado un público consumidor que sabe lo que quiere y que no se deja llevar por modas, apostando por lo que compensa y tiene estabilidad. ¡Y que dure!
Buena reflexión. Parece que el tema no afloja ni fuera de las grandes urbes; en fin!
ResponderEliminarSaludos!
En Valladolid tenemos mucha suerte y no nos podemos quejar en absoluto. ¿Que podría ser mas barato? Puede que tal vez, pero a la mayoría de los hosteleros les consideramos amigos. Y queremos que también saquen para vivir decentemente. Y sabemos que no son ricos a nuestra costa.
EliminarBUENAS GARDENERS. PUES SI EN LAS DOS GRANDES CIUDADES NOS QUEJAMOS DE LOS PRECIOS Y LOS ACHACAMOS A QUE SON CIUDADES MAS CARAS CON LO QUE CONLLEVA A LA HORA DE REPERCUTIR EN EL PRECIO DE LOS PRODUCTOS, A QUE LO ACHACAIS EN VALLADOLID? PORQUE MOVIMIENTO CERVECERO TIENE, VAYA QUE SI, PERO IGUAL QUE EN VALENCIA POR PONER UN EJEMPLO Y NO LLEGAN A ESE DESMADRE. UN SALUDO!
ResponderEliminarPD- ANTES NOS QUEJABAMOS DE NO TENER SITIOS DE REFERENCIA A LA HORA DE PODER CONSUMIR BUENA CERVEZA Y AHORA QUE TENEMOS DE SOBRA NOS QUEJAMOS DE LOS PRECIOS JAJAJJA.
Los bares "modernos" son más caros que los "clásicos", igual que en Madrid. Y algunos se parecen. Pero tampoco vamos tan al límite.
EliminarLa cosa es que gente dispuesta a pagar 9€ por una pinta (o incluso una caña, como hablaba ayer con unos de aquí) los hay en todos los lados. Y mientras los haya, habrá quien las venda. A eso lo achacamos.
Pero claro, Valladolid tiene cultura cervecera desde hace años. Por eso, de 20 o 30 garitos o así que se me ocurran donde suelo beber birra, sólo hay dos o tres que se atreven con esos productos, y tampoco tán al límite.