Hoy nos vamos por el lado más salvaje de la vida. De la vida cervecera, claro, hablamos del lado espontáneo. Y entre todas las cervezas salvajes y espontáneas destacan por tradición las Lambic belgas.
Pero claro, el paladar agrio de una Lambic “cruda” no agrada a mucha gente, así que se puede endulzar con frutas o, como es el caso de las Faro, directamente con azúcar (o azúcar candi, en este caso hasta ¡un 20%!).
Así, queda una cerveza de color oscuro, marrón madera con tonos rojizos, y con espuma blanca y escasa. El olor es afrutado y empalagoso, a uva. Y el sabor es dulce y golosa, rica. Pero tan dulce que no quita la sed e invita a seguir bebiendo. Los 25 cl se quedan cortos y podrías hacer como los críos con los batidos de vainilla: beberlo de dos tragos.
En conclusión, es una Lambic de la Brouwerij De Troch con 4,7% ABV para gente que no le gusta ni la sidra ni el vinagre, y que prefiere un dulce, que no le amarga a nadie. A nosotros nos gusta, al menos más que la Faro más famosa (la Lindemans).
“Mi opinión en un Tweet:” Una golosina sin fruta, pero muy afrutada. Rica. Nota: Notable alto.
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