El BJCP es uno de los organismos más respetados dentro del mundo de la cerveza craft. Pese a ser una organización yankee fundada hace 30 años, cada vez goza de más repercusión en el resto de países del panorama cervecero artesano. Aprovechando este impulso, 2d2dspuma y Albert Barrachina primero, y el Instituto de la Cerveza Artesana (las fotos son de estos últimos, por cierto) después, organizaron mano a mano con BJCP la primera convocatoria de jueces cerveceros de esta asociación en la Europa continental. El examen fue el pasado sábado 3 de octubre en Barcelona.
Como en El Jardín del Lúpulo queremos seguir la tónica que ha hecho de nuestro país el adalid laboral y envidia cochina del resto de Europa, hemos mandado al Becario a hacer el examen, para que el día de mañana esté más cualificado que los propios jefes. Como debe ser. Que se note que esto es el primer mundo.
Según nos informó el Becario, que todavía anda de resaca, en el examen se tuvieron que analizar concienzudamente seis cervezas, con un tiempo para cada una de quince minutos. Es poco tiempo, y por lo tanto los potenciales jueces debían tener muy claras las ideas. Con cada muestra de cerveza se daba la categoría de estilo donde debía englobarse. Entonces cada participante debía evaluarla como si estuviera en un concurso, es decir, valorando tanto la calidad de la cerveza como la adecuación al estilo en una ficha oficial destinada a tal efecto.
De las seis cervezas, tres tuvieron trampa. Eran trampas que los examinados debían detectar si no querían perder puntos. La primera trampa, en una una Märzen, fue echar DMS. El becario se bebió dos vasos "porque aun estando contaminada estaba mucho mejor que algunas mierdas que le damos en el sótano". La segunda trampa fue colar una Cream Stout como Dry Stout, y la tercera colar una Belgian Golden Strong Ale como Tripel. Las otras tres no estaban ni contaminadas ni cambiadas de categoría, aunque en un caso la cerveza estaba un poco vieja y los lúpulos habían perdido mucho.
Cada cerveza, finalmente, debía ser puntuada individualmente sobre 50. La proximidad de la nota de los examinados con la de los examinadores también era importante, ya que se sumaban puntos (20 sobre 100) cuanto más se acercaban ambas. Un apartado algo subjetivo e injusto, quizá, pero "necesario" para ver las tablas a la hora de puntuar.
Tras terminar el examen, nuestro becario salió con una visible sonrisa en la cara. Pensamos que le había ido bien, pero nos dijo que "es literalmente imposible no salir sonriendo de un examen donde te han dado seis cervezas". Confirmamos que era fruto de su euforia etílica cuando lo vimos con demás jueces pedir un cubo de Budweiser en el bar más cercano. De la americana. De la mala.
En definitiva, esperamos que esta sea una señal más de que se está profesionalizando el sector en España. Pese a que los americanos son muy suyos tanto en catalogación de estilos como en la manera de explicarlos, creemos que es signo de salud contar con casi 30 potenciales jueces del BJCP en nuestro país. Esperamos poder quitar lo de potenciales en enero, cuando se hagan públicas las notas. Y tener al menos a un par de ellos como jurado del IV Concurso Homebrewer.
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