Desde el pueblo belga de Lembeek (que debería sonar como Lambic o algo así), nos llega una cerveza de fermentación espontánea mezclada (tras su paso por barricas durante medio año al menos) con cerezas kriek. De ahí su nombre.
El resultado, una vez filtrado y embotellado, es una cerveza de color rubí, limpia, con espuma rosa clara y un buen encaje de Bruselas que deja marcado en la copa perfectamente cada trago.
El aroma es afrutado, cálido y con recuerdos a canela, por lo que se parece a la Liefmans Glühkriek (pero en frío). El sabor es aci-dulce, pero cayendo más hacia la vertiente del dulce y afrutado. Rico, complejo y refrescante; además de completamente natural, sin rastros de “artificialidad”.
Por lo que esta cerveza de 4% ABV es ideal para refrescarse, bebiéndola en copa alta, ligeramente aflautada y combinándola con patés o quesos suaves. Y, después, tus prejuicios contra las cervezas de frutas estarán deshechos.
“Mi opinión en un Tweet:” El punto justo entre dulzor y acidez para que guste a todo el mundo. Nota: Notable.
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